Nueva Loja, Sucumbíos, Ecuador, 19 abril 2018
Como Federación de Mujeres de Sucumbíos, en primer lugar manifestamos nuestra profunda solidaridad con las familias de los tres periodistas del Diario El Comercio, y de los cuatro militares, todos ellos asesinados en la frontera colombo ecuatoriana de Esmeraldas. Además con las dos personas actualmente secuestradas y sus familias; y acompañamos en el dolor que están sufriendo.
Y como habitantes de la frontera norte de Ecuador recordamos que el peor enemigo de nuestra región ha sido históricamente el olvido al que el Estado ecuatoriano ha sometido a esta zona y sus pobladores y pobladoras. En esta frontera siguen estando las comunidades más pobres del país, con grandes necesidades básicas insatisfechas, como la falta de salud, educación, comunicaciones y de posibilidades de futuro; además de la ausencia de la institucionalidad del Estado en general.
En este contexto, ha explotado nuevamente la violencia en la frontera norte; no sólo dolorosamente reflejada en los asesinatos, secuestros y explosiones ocurridas en Esmeraldas; también en el desplazamiento de población en Esmeraldas, Carchi y Sucumbíos, el reclutamiento de adolescentes y jóvenes; y, en general, la presión de todos los actores armados contra la población civil. Es un espacio de permanencia de grupos disidentes de las FARC-EP que no se acogieron a los Acuerdos de Paz, y otros grupos ilegales muy vinculados a la producción, compra, procesamiento y transporte de coca y otras actividades ilegales.
Frente a esto afirmamos que no estamos de acuerdo con una respuesta exclusivamente militar, que no es la solución a esta grave situación. Como el mismo Gobierno ha reconocido, es imprescindible una respuesta social del Estado, concretada en acciones claras dentro de un Plan de Desarrollo, que dé respuesta a las necesidades de la población, permitiendo su integración al resto del país; garantizando los derechos de las personas y buscando la paz a través del desarrollo integral y sostenible de la zona. Ello junto al fortalecimiento de la sociedad civil organizada como aliada esencial de este proceso.
La respuesta militar no ha sido en el pasado ni lo será en el presente la solución adecuada para la problemática existente; y por el contrario, generará mayor presión contra la población fronteriza de parte de todos los actores involucrados en esta situación, incrementado el riesgo de violación a sus derechos, como ha ocurrido en el pasado.
El respeto y la garantía de los derechos humanos de las personas habitantes de la frontera norte es una obligación inexcusable del Gobierno ecuatoriano, que no puede ceder en el intento por acabar con los grupos delincuenciales que puedan existir.
Esperamos que el Estado y las autoridades de todas las instancias escuchen y atiendan estos criterios desde la experiencia y la presencia activa de nuestra organización desde hace más de 30 años en Sucumbíos y en la frontera.